

Una película en la que los espectaculares paisajes de las montañas y desiertos de Bolivia juegan el papel de los escenarios clásicos del western. Realmente bien hecha: entretenida y sencilla pero substanciosa. El legendario ladrón de bancos que interpreta maginíficamente Sam Shepard junto al ladrón de ricos que interpreta Eduardo Noriega (también a gran nivel interpretativo), vagan sin destino por las montañas de Bolivia, perdiendo hogar, amores, amigos, dinero y futuro; aunque uno, al menos, mantiene sus principios.