

Un sencillo y bello cuento. Gracias a unas grandes interpretaciones y a una puesta en escena que nos lleva desde el gélido invierno hasta una cálida primavera como metáfora del tránsito de los sentimientos de los personajes. Hay sentido de la sensibilidad y hay emoción. Merece la pena verla, y dejarse emocionar por la magnífica interpretación de Seddik Benslimane como el profesor Lazhard, dispuesto a enseñar el camino hacia la catarsis y la paz interior a través de la superación de su propia tragedia.
Un abrazo.
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