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Gran parte del andamiaje dramático se sustenta sobre un hecho que se nos escamotea. Eso podría irritar, pues parecería ventajista por parte del director. Pero, pensándolo bien, es de eso de lo que trata la película: de las mentiras, de la ocultación de la verdad por temor o vergüenza, por motivos religiosos o familiares. Poco a poco, como si fuese el curso lógico de los acontecimientos, el drama se va complicando y afectando a personas que tienen algún tipo de relación con los protagonistas; sin perder la tensión en ningún momento. Esa tensión que sienten los personajes se nos transmite con maestría por parte del realizador y los actores, magníficos todos, incluidas las niñas.
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