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Carlos Boyero dijo de esta película:
"Tabú es el título de la última película de Gomes. Como Isak Dinesen podría comenzar con ese evocador y lacerante gemido de: “Yo tenía una granja en África”. El parecido con Memorias de África empieza y acaba con esas palabras simbólicas. Gomes utiliza un blanco y negro voluntariamente cutre, imitación de la serie Z de los años sesenta. En la primera parte nos cuenta de forma entre surrealista y enfermiza la desazón de una anciana lisboeta a la que le falla la cabeza, la economía y una hija desdeñosa, solo atendida en su desesperado crepúsculo por una sirvienta estoica y una vecina solitaria y mística. En la segunda parte nos describirá qué le ocurrió a esa alucinada señora cuando era joven y esplendorosa en su granja africana. Retratan su mimada posición como terrateniente, su habilidad con la escopeta cazando fieras, su conveniente boda, su volcánico y trágico adulterio con un vividor de bigotillo, su desolada expulsión del ambiguo paraíso. Todo ello descrito por una voz en off entre solemne y posmoderna, no permitiéndote escuchar a ratos lo que hablan los personajes, pero manteniendo los sonidos ambientales, imitando el lenguaje y el tono del cine mudo, repitiendo machacona y simbólicamente en la jungla africana y en una triste Lisboa la versión de Les Surf de Tú serás mi baby, utilizando un tono que el espectador inocente y sin claves nunca sabrá si va en serio o es broma, restregándote la presunta originalidad de narrativa tan audaz, logrando que sus dos horas de metraje le parezcan un siglo a cualquier espectador que no haya sido educado en los gozos de las artes abstractas y conceptuales. ¿Necesito aclarar que Tabú me parece una estafa manierista y seudolírica, un onanismo para farsantes que se creen tan listos como cultivados? Lo primero que voy a hacer al llegar a Madrid es volver a embelesarme por incontable vez con Memorias de África. Que otros encuentren el nirvana del cine experimental en Tabú. Cada uno a lo suyo. Los simples de espíritu también tenemos derecho a elegir nuestros gozos."
No hay que ser tan cruel, pero en lo esencial comparto esta opinión. ¡Ay, cuánto mal puede hacer "The Artist" al cine mudo en blanco y negro!
domingo, 11 de noviembre de 2012
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